Agencias -
Murakami, conocido por sacarle jugo a las firmas en las que invierte, dijo en
una conferencia de prensa antes de su arresto que renunciará inmediatamente a su
fondo de 3.600 millones de dólares.
Sin embargo, insistió en que estaba orgulloso de sus logros
y arremetió contra Japón por su hostilidad frente a quienes buscan desafiar el
sistema.
"Esta vez me sacaron la tarjeta roja. Dejaré el campo en seguida y meditaré",
dijo Murakami frente a más de 100 periodistas, que llenaron una pequeña sala de
la Bolsa de Tokio.
"Espero que Japón se convierta algún día en un país que acepte a las personas
que desafían el status quo", sostuvo el inversor.
Murakami, de 46 años, y el consejero delegado de Livedoor, Takafumi Horie, de 33
años, se convirtieron en los símbolos de un estilo más libre del capitalismo en
comparación con el que gradualmente se está desarrollando en Japón.
Ambos ejecutivos fueron elogiados en el pasado por rechazar los negocios
tradicionales que anteponen los intereses de los directivos a los de los
accionistas.
Sin embargo, Murakami y Horie también se situaron en la línea de fuego por su
agresiva y no disimulada búsqueda de ganancias.
El inversor se enfrenta a tres años de prisión o a una multa de hasta tres
millones de yenes (unos 21.000 euros).
/Por Jonathan Soble y Edwina Gibbs/.*.
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