Agencias -
En el supermercado de electrónica Bic Camera, en pleno centro de Tokio, todos
los televisores están encendidos a las 22h00 y emiten el mismo partido en
directo desde Alemania, bajo la atenta mirada de los empleados, con traje y
corbata, recién salidos de las oficinas.
Entre las decenas de pantallas ultraplanas alineadas en varios niveles, los
clientes no lo tienen fácil para elegir: los modelos de plasma, de 50 pulgadas o
más, de Matsushita (Panasonic), Hitachi o Pioneer se mezclan con las pantallas
de cristal líquido (LCD) de Sharp, Sony o Toshiba.
Después de la última Copa del Mundo, en 2002, los televisores de tubo catódico
han desparecido prácticamente.
Los fabricantes han hecho un último y gran esfuerzo en las últimas semanas para
presentar sus modelos más novedosos, con tecnología punta en alta definición,
buscando que el Mundial dispare las ventas.
Las compras de televisores de pantalla plana de 20 pulgadas o más aumentaron un
47,7% el mes pasado respecto a mayo de 2005, según el instituto de clasificación
de ventas de material electrónico BCN, y el número de LCD se incrementó un 43,3%
respecto al mismo periodo, según la Asociación de Industriales de la Electrónica
(Jeita).
Este fulgurante aumento se debe sobre todo a la retransmisión herciana en alta
definición del Mundial, según BCN, que se basa en estudios de mercado hechos en
2.200 tiendas de todo el país.
"Horas antes de la Copa del Mundo, muchos compradores, casi uno de cada dos,
eligieron un modelo más ancho, y por tanto más caro", según BCN. "Todas las
pantallas de plasma a partir de 45 pulgadas son muy populares", afirma un
vendedor de Bic Camera.
"En los LCD, nos quitan de las manos las pantallas de 32 pulgadas sobre todo,
pero también están aumentando las de 37 y 40 e incluso más", explica Miyuki
Nakayama, portavoz de Sharp, número uno del mercado nipón de televisores LCD.
El efecto Mundial se nota en Europa y Estados Unidos, pero en Japón se acentúa
por la "paga extra de verano" que cobran muchos trabajadores, dice Nakayama.
Este año, las empresas han recompensado a sus empleados con un promedio de
800.000 yenes (5.500 euros), suficiente para comprarse un televisor de alta
definición LCD de 45 pulgadas o un plasma de 50 o 65 pulgadas |