Oriol Cortés - San Fermín esta cargado de momentos
especiales, algunos más conocidos que otros, pero todos están llenos de gran
emotividad y popularidad.
El Chupinazo:
El acto en si consiste en el disparo del cohete ("chupinazo") anunciador del
inicio de las fiestas desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona a las 12.00
horas del mediodía del 6 de Julio. Desde más de 2 horas antes del inicio es
completamente imposible encontrar un hueco en la Plaza Consistorial abarrotada
de gente joven con lo que muchos optan por seguir el inicio de la fiesta desde
la adyacente Plaza del Castillo, mucho más amplia y segura. Con la llegada del
mediodía se desata la euforia. Tras el saludo pertinente y los vivas a San
Fermín, la mecha se enciende, el cohete sube y comienza la fiesta. Es la hora de
anudarse el pañuelo al cuello y disfrutar de una semana única.
Las Dianas:
Todos los días a las 6,45 de la mañana se realiza un recorrido por las calles de
la ciudad a cargo de la banda de "La Pamplonesa" encargada de despertar a la
ciudad con el repertorio de las canciones populares más famosas de la fiesta. Es
un espectáculo curioso, pero sin duda, la diana del 7 de Julio, la primra de
todas, es la más multitudinaria y emotiva.
El cántico al Santo:
Momentos antes del inicio del encierro, al inicio del recorrido, en la Cuesta de
Santo Domingo, los mozos entonan una canción a la estatua de San Fermín, situada
en una hornacina de la pared y rodeada de dos velas y de los pañuelos de todas
las peñas pamplonesas. Su letra es clara, se encomiendan al Santo. El canto se
realiza cada día cinco, tres y un minuto antes del estallido del cohete que
anuncia el principio del encierro. Son muchos los corredores que efectúan su
carrera en otros tramos del recorrido pero que bajan hasta la Cuesta de Santo
Domingo para realizar el primer cántico. El encargado de dirigir la plegaria es
Javier Genaro H. Noain desde hace 31 años.
La salida de las peñas:
Todas las tardes, al final de la corrida de toros, los pamploneses tienen una
cita frente a la puerta del callejón de la plaza, pues tras morir la última de
las reses, las peñas salen a la calle comenzando su particular desfile.
Pancartas, txarangas junto a cubos llenos de kalimotxo, sangría o 'zurracapote'
sirven para animar los momentos previos a la cena. Durante varias horas y ante
un numeroso público, las peñas animan el recorrido hacia sus respectivas sedes.
Y es que ellas, son las encargadas de que, una vez más, la calle se vista de
fiesta.
Los tendidos en la plaza:
Tras el paso del último toro de la última corrida, los pamploneses se ajuntan
para entonar durante casi una hora (antes de la salida de peñas) todo el
repertorio de canciones de San Fermín, pues desean que estas fiestas nunca
terminen.
El último cántico:
Las fiestas se dan por concluidas por el alcalde desde el balcón del ayuntamiento
convocando al personal para el 6 de Julio del año siguiente. En ese instante,
quizás el instante más emotivo y triste, todos los pamploneses alzan su pañuelo
en alto mientras sujetan con la otra mano una vela y cantan hasta la saciedad la
canción "Pobre de mí".
Encierro de la Villavesa:
Con la pena y la tristeza del 'Pobre de mí' cantado el día anterior, todavía hay
valientes que se sienten con fuerzas para volver a correr un encierro más. Pero,
es el único entierro que se realiza sin toros. A las ocho de la mañana, los
mozos supervivientes que acuden a la cuesta de Santo Domingo, y esperan su toro,
que no es otro que el el autobús urbano (la 'villavesa' para los locales) que
realiza un recorrido similar al del encierro. El último acto no programado de
los Sanfermines consiste en correr delante del vehículo impidiendo su normal
circulación hasta llegar a la parada que el autobús hace en la Plaza del
Castillo. En ese momento es cuando, para muchos, acaba realmente la fiesta.
No solo encierros
Por qué no todo en las fiestas de San Fermín son los encierros,
uno de los momentos más importantes, por lo menos para los niños, son las
comparsas de Gigantes y Cabezudos que salen cada día a las nueve de la mañana
desde la estación de Autobuses. En esas comparsas desfilan además de los
típicos cabezones y gigantes, los Kiliki y los Zaldikos. Los Kilikis son ua
especie de cabezudo vestidos con gorros símilares al de los bufones de la edad
media. En la comparsa pamplonica desfilan más de seis.
Por contra los Zaldikos son un híbido entre cabezudo y minotauro. Son personajes
que cabalgan sobre un caballo de cartón. Durante la comparsa se encargan de
asustar a los niños con sus porras.
La despedida llena de tristeza de las fiestas por parte de los niños se realiza
en la estación de Autobuses, donde los últimos bailes de las parejas de gigantes
y los últimos sustos de Kilikis y Zaldikos son el acto infantil más
multitudinario de la fiesta.
Otro acto popular e infantil de las fiestas de San Fermín se conoce con el
nombre de el Toro de Fuego. Todos los días a las diez de la noche por el
recorrido habitual del encierro, un toro de cartón piedra portado por un mozo
que lanza fuegos artíficiales persigue a los niños que corren delante de él.
|