Agencias -
Sus esfuerzos por sincronizar imágenes y sonido en una misma proyección sin la
ayuda de orquestas o pianolas quedaron obsoletos cuando Al Jolson dijo sus
primeras palabras en "The Jazz Singer", película que en 1927 marcó el final del
cine mudo.
Pero Hollywood no quiere que los esfuerzos de los que intentaron hacer del cine
un espectáculo visual y sonoro queden en el olvido y celebra estos días el
aniversario del Vitaphone con más entusiasmo que muchas onomásticas de actores o
directores.
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ha organizado para este
cumpleaños diversas proyecciones de las películas que cambiaron el mundo del
sonido.
Entre ellas está el famoso "Don Juan", que unió las imágenes de los espadachines
enamorados a la música de virtuosos como el violinista y director de orquesta Efrem Zimbalist.
Otros filmes restaurados y parte de este homenaje son "The Office Scandals"
(1930), "The Hard Guy" (1929) con Spencer Tracy, o George Burns y Gracie Allen
en "Lambchops" (1929).
Además, la Academia ha aunado sus fuerzas con el programa de restauración de
cine de la Universidad del Sur de California Los Angeles (UCLA) para organizar
junto a la sonora fiesta de cumpleaños una exposición de los artefactos
utilizados en el rodaje y proyección de las películas de Vitaphone.
Vista ahora la técnica parece de lo más sencilla.
La máquina unía la cámara de cine a un grabador de discos donde quedaba recogida
la música.
Este disco permitía sincronizar de nuevo el sonido con la imagen en la sala de
proyección.
Eso sí, los discos tan sólo contenían 10 minutos de sonido, por lo general la
duración de un rollo de película, y no aguantaban más de 20 proyecciones.
Eso además de tener que cambiar la aguja del primitivo tocadiscos cada diez
minutos.
Con tanta complicación no es de extrañar que la primera proyección en la que el
cine rompió la barrera del sonido, celebrada el 6 de agosto de 1926 en el teatro
Warner de Nueva York, cobrara las entradas al prohibitivo precio de 10 dólares
de esa época.
Pese a estos precios el estreno fue un éxito y los estudios Warners estaban tan
seguros de que el futuro del cine era el Vitaphone que invirtieron asombrosas
cifras de dinero para la época, entre los 16.000 y 25.000 dólares, para
habilitar más salas al sonido del futuro.
Sólo un año más tarde el público cambió de opinión cuando escuchó a Jolson
hablar a la cámara y sin necesidad de un cartel decirle al teatro eso de "no
habéis escuchado nada todavía", la primera frase del cine sonoro.
Los estudios Warner siguieron explotando su inversión sonora hasta la década de
los años 30, lo que dejó un amplio catálogo de películas con sonido grabado en
Vitaphone.
De ellas el departamento de la UCLA junto con la Biblioteca del Congreso ha
conseguido restaurar unos 65 filmes.
Del resto, en ocasiones sólo quedan las imágenes y en otras, la grabación,
aunque este segundo caso son los menos dada la fragilidad y poca duración del
soporte utilizado.
Hollywood también utiliza ahora el aniversario del Vitaphone para recordar a sus
predecesores, esos que, como Eugene A. Lauste o, por supuesto, Thomas Alba
Edison y su Kinetophone, lo intentaron antes aunque con menos éxito.
Como recordó el encargado del programa de restauración, Andy Maltz, "hubo al
menos unas tres décadas de trabajo en busca del sonoro" antes de que el 6 de
octubre de 1927 Jolson hiciera realidad los sueños de su personaje de ser un
cantante de jazz y los de la audiencia de poder escuchar a sus actores. |