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Aunque en principio pudiera pensarse que el verano y las vacaciones actúan
como un potente afrodisíaco, el sexólogo pone de relieve que las relaciones
sexuales de las parejas se resienten a menudo en este periodo. Esto se debe a
que, con la llegada de las vacaciones, muchas parejas esperan resolver –con la
ayuda del sol en la piel, la ropa ligera y algunas copas de vino- problemas como
“la falta de deseo de él o de ella, la dificultad para alcanzar el orgasmo, la
eyaculación precoz, la falta de imaginación o, lo que es lo mismo, la monotonía
en las relaciones”.
El contacto con nuevas personas y la ruptura con la rutina del resto del año son
a priori las mejores armas para aliviar “el famoso stress al que últimamente se
le achacan todos los males”, destaca Esteban Cañamares. En definitiva, esperan
del verano que sea capaz de dar chispa y originalidad a las relaciones sexuales,
“que la entrega al relax y al placer de las vacaciones dispare la capacidad de
disfrute”. Desgraciadamente, nada de esto suele ocurrir.
A la vuelta de las vacaciones, el Rincón del Sexólogo de Marqueze.net es testigo
de todas estas esperanzas frustradas, ya que muchas parejas deciden consultar a
un profesional de la salud psicológica y sexual para descubrir las raíces de su
insatisfacción sexual. Cañamares explica que acudir a un profesional “es una
buena decisión si es de mutuo acuerdo, y si no se acude a consulta con deseos de
buscar un culpable y una víctima, sino con deseos de entender en qué debe
cambiar cada uno para contribuir a la solución del problema común”. En los casos
más extremos, algunas parejas optarán por iniciar los trámites de separación o
divorcio.
No dejes para el verano lo que puedas resolver durante el invierno
El verano no ha surtido los efectos benéficos que de él se esperaban porque los
problemas sexuales nada tenían que ver con el stress ni con la falta de tiempo
debido al trabajo, ni siquiera con el cansancio del día a día. Las causas de las
malas relaciones sexuales en parejas estables son bastante más complejas: “hay
que buscarlas más bien en las luchas de poder en las que se enzarzan con
frecuencia, en la ausencia de proyectos en común, en el intento de menospreciar
al otro con tal de sentirse uno mismo menos insignificante, en la intromisión de
terceras personas, en la falta de autoestima, en el miedo a dejar ver deseos y
comportamientos que tal vez el otro no admitiría, en el simple desamor...” El
verano por sí solo es incapaz de solucionar estos problemas de fondo, “y la
constatación de esta verdad suele empeorar las relaciones a la vuelta de
vacaciones”.
Emilio Márquez, director general de Marqueze.net, señala que “cada vez son más
frecuentes las consultas a nuestro sexólogo intentando remediar esta depresión
postvacacional que afecta a muchas parejas. Hablar con franqueza de lo que
siente cada uno y acudir juntos a la consulta de un profesional es una opción
inteligente y que puede salvar más de una relación”.
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