Joan Clos, un político formado en el
ayuntamiento de Barcelona
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, futuro ministro de Industria,
Comercio y Turismo, es un político educado y formado en el
Ayuntamiento, donde ha desarrollado toda su carrera política, desde
que en 1979 fue designado responsable de Servicios Sanitarios, hasta
que en 1997 accedió a la alcaldía.
Joan Clos i Mathéu, casado y padre de dos hijos, nació el 29 de
junio de 1949 en Parets del Vallés (Barcelona), estudió en un
colegio salesiano de la capital catalana y se licenció en medicina
en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Se especializó en Anestesia y Reanimación y prosiguió sus estudios
en Estados Unidos y en Inglaterra, donde consiguió, en 1979, la
especialización en Salud Pública y Epidemiología en la Medical
School de la Universidad de Edimburgo.
Clos, político afable, locuaz y campechano, inició su carrera
pública en 1979, cuando fue designado director de los Servicios
Sanitarios del ayuntamiento de Barcelona.
Tras varios años al frente de diversos cargos de responsabilidad en
el consistorio, en su mayoría relacionados con la sanidad, Clos fue
elegido alcalde de Barcelona en septiembre de 1997, al sustituir a
Pasqual Maragall, y revalidó el cargo en las elecciones municipales
de 1999 y en las de 2003 tras pactar el PSC con ERC e ICV.
La popularidad de Clos en la ciudad de Barcelona ha ido decayendo
desde que en 2004 la capital catalana acogiera el Fórum Universal de
las Culturas, un multimillonario y grandilocuente evento que, sin
embargo, no logró el número de visitantes previstos ni las
expectativas que se fijaron.
El Fórum, no obstante, dio la oportunidad de completar la reforma
del frente marítimo de Barcelona y de integrar en la ciudad las
grandes infraestructuras de servicios, convirtiendo una zona
deficiente, como era la desembocadura del río Besós, en un nuevo
polo de actividad y vida ciudadana.
También la crisis que se originó tras el accidente en las obras del
metro en el barrio del Carmel, que obligó a derrumbar diversos
edificios de la zona y a desalojar a más de un millar de personas,
ha contribuido al desgaste electoral de Clos, según han constatado
los últimos sondeos de intención de voto realizados por el propio
gobierno municipal.
Algunos sectores de la ciudadanía de Barcelona tampoco ha acogido
con agrado algunas de las últimas iniciativas impulsadas desde el
ayuntamiento, como es la implantación del área verde de
aparcamiento, de pago para los propios vecinos, o la aprobación de
la polémica ordenanza de civismo, que prohíbe, entre otras cosas, el
consumo de alcohol en la vía pública.
'A veces estas medidas no son populares, pero sí necesarias y las
convenientes para que las cosas continúen avanzando', declaraba
recientemente en un acto público Joan Clos, quien, consciente del
desgaste sufrido al frente del ayuntamiento, había impulsado una
profunda remodelación organizativa, promocionando al que,
previsiblemente, será su sustituto, el concejal Joan Hereu.
Como alcalde de Barcelona, Clos ha encabezado el proceso de
transformación de la ciudad industrial nacida en el siglo XIX hacia
la 'ciudad del conocimiento', con la creación de un nuevo barrio, el
22@, en el viejo Poblenou industrial.
Clos ha apostado por una ciudad cohesionada, abierta, potente y
convencida de su justa ambición en el concierto mundial. Una ciudad
cívica, comprometida por la paz, que ahora podría heredar Jordi
Hereu.
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