Hacia 1984 cinco mujeres gallegas, Dora Fernández, Josefa Román, Fina
Sánchez, Sara Guntin, Marisa Fuentes y Carmen Avendaño, padecían un drama
común: tenían hijos muertos o atrapados por la droga.
Esta trágica circunstancia las decidió a tomar espontáneamente las
riendas de una lucha inagotable para derrotar al enemigo, el narcotráfico.
En su mayoría eran sencillas amas de casa, sin experiencia en la vida
pública, sin conocimientos del tejemaneje de las mafias, la corrupción de
la justicia y de la política.
Mujeres que salieron de sus casas dispuestas a entregar su vida si era
necesario para salvar la de sus hijos o para vengar sus muertes. Iniciaron
una lucha sin tregua y... la ganaron. |