Basada en el cuento "La Princesa y el Guisante" de Hans Christian Andersen.
En el Reino de Corazón, una antigua profecía está a punto de cumplirse.
Según la leyenda, el reino se acabará con el decimo octavo rey si no se
recuerda el secreto del guisante. Sebastian, consejero del monarca,
trabaja día y noche para desvelar las pistas de dicho secreto. Mientras,
y en virtud de una antigua ley, el malvado príncipe Laird, primogénito
del rey, pierde el derecho a la sucesión en beneficio del príncipe Heath,
más joven que él.
Laird se venga un año después cambiando a su hija recién nacida por
la de Heath, con lo que pretende que la verdadera sucesora se críe como
una plebeya sin que nadie lo sepa. Así, su hija, Hildegard, es educada
como si fuera la hija de Heath sin que ninguno de los dos conozca su
verdadera identidad. Los años pasan, y un buen día el príncipe Rolo, del
cercano reino de Arveya, llega a Corazón buscando una princesa para
casarse.
La princesa Hildegard resulta ser una maleducada y una egoísta, y las
demás princesas tampoco le entusiasman demasiado. Al final Rolo se acaba
enamorando perdidamente de una campesina, Daria. Él sabe que debe
casarse con una mujer de sangre real, pero el ideal de Daria de crear un
reino en el que todo el mundo sea amable y bueno lo engancha
completamente. Sin embargo, Laird ha decidido acabar con el reinado de
Heath y empieza destrozando el romance entre Rolo y Daria. Así, convence
a los habitantes del reino de que incendien el escondite de Daria...
¡con ella dentro! Creyendo que su amada ha muerto, Rolo accede a casarse
con Hildegard. Pero, aunque él no lo sabe, Daria ha sobrevivido al
incendio y se dirige hacia el castillo.
Por su parte, Sebastian acaba descubriendo el secreto del guisante,
pero resulta herido y delira, y lo llevan al castillo para curarlo. El
día de la boda, Daria termina en el castillo, subiendo por una escalera
hasta la cima de veinte colchones. Mientras, Sebastian vuelve en sí y
Laird prepara su jugada. La historia se resuelve con un apoteósico final
que responde a la pregunta: «¿Qué distingue a una verdadera princesa?».
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