El entrenador Roy fue en tiempos un genio del baloncesto universitario.
Pero últimamente su atención ha estado volcada en sus próximos compromisos
publicitarios y no tanto en el próximo partido. Y aún hay más, se le ha
agriado el carácter, haciendo que le expulsen de las canchas
universitarias hasta que pueda “demostrar su acatamiento a las normas” –
en otras palabras, hasta que no explote cada vez que entra en la cancha.
Roy espera – y espera – a que le llegue una oferta para entrenar que le
haga justicia, pero sólo recibe una: un fax escrito a toda prisa con una
propuesta del equipo de baloncesto de los “Smelters” del Instituto Mount
Vernon.
Roy acepta a regañadientes la invitación, esperando que unas pocas
semanas en la escuela sirvan para demostrar sus buenas intenciones y
recuperar de este modo su estatus como famoso entrenador de baloncesto
universitario. Pero cuando la “vieja escuela” hace su irrupción en el
instituto, el entrenador Roy no tiene ni idea de lo que le espera. Los
chicos son nefastos, no tienen casi aptitudes atléticas y prácticamente
desconocen los fundamentos del juego. El primer partido de Roy como
entrenador de los Smelters termina con el escandaloso resultado de 0-109.
Y parece que las cosas van a ir aún a peor en los siguientes
enfrentamientos. |