Por Hoy en día, afortunadamente, no necesitamos ir con
revólver por la calle, y mucho menos ir llevando la cuenta de los rivales
asesinados. Sin embargo, los forajidos del siglo XXI sí que presumen. En este
caso el Colt 45 no se utiliza, pero tienen a su alcance armas que pueden causar
también mucho daño, de consecuencias imprevisibles. Me refiero a los virus
informáticos.
Los creadores de virus suelen agruparse en pequeños círculos donde intercambian
conocimientos y técnicas para el desarrollo de código malicioso. Cada uno de
ellos comenta ideas y sugiere técnicas. Así se fomenta la maliciosa creatividad
de estas bandas.
Además, podemos pensar que están estableciendo competiciones de daño en el
ciberespacio. En los últimos tiempos, los virus no han tenido grandes impactos
de manera individualizada. Siempre han surgido varios virus consecutivos, en una
especie de pugna por la destrucción de información.
Estas competiciones se repiten periódicamente. En el verano de 2001, SirCam
provocó numerosas pérdidas, y cuando las empresas en septiembre esperaban una
vuelta de verano más relajada, Nimda lanzó su ataque, haciendo de nuevo
tambalearse las estructuras de seguridad antivirus.
Algo parecido ha vuelto a ocurrir en este fin de primavera de 2003: tras la
familia de los virus Sobig, que incorporaban una fecha de finalización de su
ejecución, aparece Bugbear.B, que ha hecho estragos en Internet.
¿Mera casualidad? ¿Ataque previsto por los creadores de virus? No sería de
extrañar que en los círculos de Internet donde se mueven se hayan creado
macabras competiciones. Al igual que los forajidos de finales del siglo pasado
en el oeste norteamericano presumían de sus pistolas, los creadores de virus
pueden estar ahora mismo presumiendo de portadas de periódicos con la noticia de
"su" virus, o disfrutando de cifras millonarias de pérdidas causadas por su mala
intención.
Sé que tras escribir estas líneas un numeroso grupo de creadores de virus va a
sentirse aludido y va a poner el grito en el cielo, volviendo a esgrimir la
clásica falacia de que sus creaciones están hechas para investigar sobre
seguridad informática y para demostrar que los ordenadores son vulnerables. Pero
eso no es más que una excusa miserable para esconder bajo una apariencia
benévola un miserable afán destructivo que no hace sino perjudicar a los
usuarios de muchos millones de ordenadores.
La investigación siempre es buena, pocos científicos (creo que ninguno) han
buscado en su trabajo el mal. Y en cualquier otro campo de la investigación
humana -sea la Paleontología, la Filología o la Filosofía- siempre se busca la
mejora de la civilización, nunca la destrucción de las creaciones anteriores. Y
desde luego, una investigación que desemboque en la pérdida del trabajo
realizado por las personas, las pérdidas económicas y la paralización de la
actividad laboral no concuerda con ninguna de las corrientes filosóficas,
políticas o sociales que hayan existido, sea cual sea su tendencia.
Espero que mis palabras puedan atizar la conciencia de los inconscientes
desalmados que hayan podido crear un virus como "experimento". Confío en que se
den cuenta de que ningún forajido ha pasado a la historia como "investigador de
la trayectoria de una bala en el cuerpo humano", sino simplemente como
delincuentes y asesinos.
Fernando de la Cuadra
Editor Técnico Internacional
Panda Software http://www.pandasoftware.com/