Por Candyman -
Reproducido de Barrapunto.com
Basta pasar algo de tiempo para ver cosas buenas y originales en la Campus
Party. Gente ayudando al de al lado. Los que hicieron un galeón pirata con un
carrito de supermercado y cajas de cartón. Los artistas que realizaban obras de
arte con los CDs petados, y los activistas políticos que los recogían para hacer
un recuento y reclamar la devolución del Canon a la SGAE. El que llevaba
camisetas para vender con temas linuxeros, chiste de informáticos y consignas
anti-canon. Los que montaron un chiringuito de bolos a 10 céntimos la tirada
para sacar pasta para la gasolina de vuelta. Gente haciendo malabarismos.
install-parties de Linux. Madres con sus hijos prepúberes (el clan Mandarinas
Asesinas tiene unos 27 o 30 críos de 12 y 13 años, y se dedicaban todo el día a
jugar. ¿Es esto malo?).
Y los mods. Ordenadores de metacrilato, de madera, dentro de un
coche teledirigido, de una vaca de peluche... Parafraseando a Thomas de Quincey,
podríamos decir que son el bricolage considerado como una de las bellas artes;
sin parafrasearlo, diríamos que es la ingeniería informática del tunero. Lo
decía el propio Seymour Cray, maestro de diseñadores de hardware: "no soy
ingeniero informático, me dedico a la refrigeración". Estos tipos también.
Además de procesador, memoria y neones, sus máquinas tienen ventiladores hasta
en los ventiladores. Los más aguerridos les ponen a sus máquinas bombas de agua
y refrigerante para automóviles. Es la lucha por ver quién le saca más
rendimiento al procesador, quién lo truca para que vaya más deprisa por encima
de la velocidad para la que fue diseñado.
Además de estos trabajos laboriosos, realizados en los meses anteriores a la
Party, durante la misma se producen mini-culturas instantáneas, basta añadir
agua, y los que se quejan de que el nivel medio es bajo1 son los mismos que
estarían contentos con que internet fuera sólo para las elites a las cuales les
gustaría pensar que pertenecen: "nosotros, los linuxeros", "nosotros, los
unversitarios", "nosotros, las personas adultas"... de eso también hay en una
Campus. Y mucho más. Pero la Campus, por suerte o por desgracia, se parece a la
sociedad de fuera de la carpa del Museo de la Ciencia de Valencia.
Decir eso de "había porno, y dos chicas hicieron un strip-tease" es tan puritano
como hipócrita. También hacen strip-teases en Antena 3 y en Tele 5, y en las
discotecas, y en las playas hay top-less (las dos chicas del strip-tease fueron
más modestas, se quedaron en bikini). Lo que parece molestarles no es el sexo, o
no sólo el sexo. Es el entorno del sexo (una fiesta de informáticos), o quizá
que fuera gratuito, mientras que las estriptiseras de las teles y las discotecas
cobran por bailar mientras se desnudan. O las gogós por bailar en ropa interior
(que es lo que hicieron las dos campuseras), incluso en las fiestas de la propia
Campus Party. En fin, que las críticas a las strippers de ocasión dicen lo mismo
que dicen desde la SGAE sobre la música, que les parece bien los músicos no la
hagan gratis, y ellos cobren su porcentaje.
En cuanto a lo de los "piratas informáticos", resulta muy cómodo citar a un
visitante cualquiera, y reconocerle la autoridad autoatribuida de saber que que
"allí están los mejores". Me recuerda a lo que dice Steven Pinker de Margaret
Mead, que se fue a los Mares del Sur y, toda imbuida del espíritu Rousseauniano,
se puso a establecer teorías sobre el amor libre, porque se creía todo lo que le
decían los niños de 15 y 16 años, específicamente eso de "a esa me la he follado
yo". En Carabanchel también dicen lo mismo ("a esa me la he follado yo" es un
clásico universal, como sonreir ante los chistes), pero los que vamos de bares
por allí nos creemos la mitad de lo que nos cuentan. Pues en Carabanchel y en la
Campus, en periodismo y en antropología de campo, no está de más una pequeña
dosis de escepticismo (creo que los maestros de periodismo lo llaman "comprobar
las fuentes").
Pero claro, es que yo he estado en la Campus, con lo que automáticamente no debo
tener la objetividad del que llega y no se entera de lo que está viendo, o
escoge lo que más se ajusta a sus prejuicios de entre lo que le cuentan. Por
mucho que me hubiera gustado ver más linuxeros hardcore, más gente haciendo
demos e intros1, más y mejores competiciones, no puedo ver qué tiene de malo
bajarse películas (es legal hacerlo sin ánimo de lucro) y ver porno entre
partida y partida de Unreal 2004 y America's Army. En fin, hacer cosas normales,
de persona normal, pero en común. Así que voy a romper una lanza por la
"piratería" (comillas estilo Dr. Maligno en Austin Powers) y el porno, para
decir que no sólo no son fenómenos negativos, sino que son necesarios para la
salud de la red en España
- Sirven para difundir la cultura. Mucha de la gente se estaba descargando
películas y series extranjeras, en versión original, de difícil o imposible
acceso en España. Anime japonés subtitulado en inglés, series clásicas de
televisión americana sin subtitular, películas y música no disponibles
comercialmente por estar fuera de catálogo... También había discos y películas
españolas, incluso en mayor número, pero seamos razonables: ¿cuánta cultura se
puede comprar por los 80 euros que valía la entrada de la Party? ¿Y cuánto
dinero disponible para gastarlo en cultura tiene el visitante medio de la Campus
Party? Si queremos democratizar el acceso a la cultura, tenemos que hacerla
económicamente asequible para todos.
No voy a entrar a hora a fondo en el debate de la cultura copyleft y los nuevos
modelos de creación, distribución y explotación económica de contenidos
culturales. Lo que quiero decir es que si queremos cultura para todos, eso ya lo
tenemos, es lo que proporciona la llamada "piratería". En grandes cantidades.
Otro día hablaremos de quién la paga, y a qué precio, y quién se lleva ese
dinero. Tres temas que tienen que debatirse juntos, sin caer en las trampas del
debate propuesto por los partidarios del copyright tradicional, que quieren que
pague todo el mundo, al precio que establezcan los titulares del copyright, y
con el mayor número posible de intermediarios (al menos, cada uno de ellos
estaría dispuesto a que desaparezcan los demás).
- Muestran a todos lo que puede ser la banda ancha: La propaganda de Telefónica
decía que en la Campus estaba concentrado el 15% del ancho de banda de toda
España. Y yo soy María de Rumanía, y tengo una Puerta Neoclásica en la Plaza de
la Independencia que está en venta, barata barata, para el primero que llegue.
Si me dicen que es el 15% del ancho de banda que tiene Telefónica (excluyendo a
Ono, Colt, Jazzfree, etc) en esa zona de Valencia, me lo creo. Si me dicen que
es el 15% del ancho de banda que les sobraba en toda España después de hacer los
enlaces con Canarias, Baleares, la red de Telefonica-Data etcétera, también me
lo creo. Pero el 15% de todo... naaa.
Y sin embargo, con los números corregidos, sigue dando auténtico ancho de banda.
Te bajas la ISO de Guadalinex, o de Knoppix (no engaño, es que quería que me
ayudaran a instalar Debian en el TabletPC) en un pispás, y no quiero ni deciros
cómo baja el correo, a qué velocidad van las páginas de Barrapunto o Slashdot,
lo rápido que se ven los trailers de películas, la baja latencia jugando a Quake
en servidores USA. Parties como la Campus sirven para que la gente sepa de
verdad qué nos espera en el futuro, o cómo debería ser su conexión en el
presente.
- Crean alfabetización tecnológica: para que tengamos una población que sepa
usar ordenadores, necesitamos darles incentivos. Y la programación, la creación
musical o el estudio no son incentivo bastante para el grueso de la población.
El consumo sí que lo es. Cuando la gente se rompe la cabeza instalando y
reinstalando sus sistemas operativos, encontrando en buscadores de todo tipo
músicas y películas usando aplicaciones peer-to-peer para descargarlas,
programas para tostarlas en CD, se está auto-proporcionando una educación. En
principio es una educación meramente funcional, instrumental, pero sirve como
base para aquellos que se quieran llegar más allá, y aprender música,
literatura, cine, programación, comunicación...
- Bajan el precio de la conexión para esas 'elites'(llamémosles "x")2 creativas
que hay entre los internautas. Los desarrolladores de software libre, los
músicos, las pequeñas empresas y autónomos, la gente que sabe usar un ordenador
para escribir, dibujar, hacer cosas son (todavía) pocos, y si tuvieran que
pagarse las conexiones sólo entre ellos, serían mucho más caras. El hecho de que
haya también una población de consumidores masivos que se añaden al pool de
usuarios de la red hace que los precios sean más bajos. Y los precios más bajos
atraen a más personas a la red, y hace que más empresas se planteen dar
servicios (a mayor población, más clientes potenciales, más dinero a ganar).
En realidad, la "piratería" y el porno son buenos para la Sociedad de la
Información. Pero ¿por qué nos sorprende? La "piratería" y el porno siempre han
sido los principales vectores de adopción de las nuevas tecnologías. Sin
"piratería" y "porno"3 no habríamos tenido los incentivos para la expansión de
la imprenta que fue el principal motor del Renacimento. Sin "piratería" y porno
no habría tenido tanto crecimiento el magnetoscopio que luego dio lugar al
mercado del video doméstico para las empresas cinematográficas, la industria de
la cámara de video para bodas y comuniones, el negocio de los videoclubs.
Lo que hace falta para la Sociedad de la Información es más, no menos,
"piratería" y porno. Y precios más bajos en las conexiones. Y, una vez tengamos
la base instalada de usuarios de la informática y la red (o concurrentemente con
ese crecimiento) lo que hace falta es más software libre, más y mejor educación,
más competencia en servicios a empresas y usuarios, y más sociedad civil
haciendo proyectos desde abajo.
Y menos pacatería e hipocresía ludditas y bobas. Pero de eso también ha habido
siempre, y hemos conseguido llegar a donde estamos igualmente. No me preocupa
que, desde la acera, vean pasar el tráfico y lo critiquen. Ladran, luego
cabalgamos.
--
1. Sí, hay otras parties más gustosas desde un punto de vista intelectual. Hace
un par de años no pude ver la reunión de intros de BCN porque estaba en Art
Futura, y este año no he podido quedarme en la Euskal Party porque tenía que
trabajar. Pero el año que viene intentaré pillarlas con fruición. O incluso este
año, porque la BCNParty es en otoño. Pero hay gustos para colores, y gente pa tó.
La Campus también tiene su público.
2. Estas elites son el niño de 16 años que hace sus propios niveles de Quake, la
mujer de 23 que cuelga sus ilustraciones en su web, los tipógrafos de todas las
edades que montan listas de correo y webs de educación sobre tipografía, los
desarrolladores de software libre. Es una elite meritocrática, porque cualquiera
tiene acceso. Pero es una elite, porque son la minoría que hace lo que los demás
consumen. Este equilibrio se está desviando. Cada vez más lo que muchos crean
puede ser disfrutado por otros muchos, en vez de ser un flujo de pocos a muchos.
Hace falta educación, y no en el sentido del discurso anti-piratería"
tradicional de los partidarios del actual modelo de creación de contenidos
culturales. Hace falta educación para que la gente se de cuenta de que puede
crear y no consumir lo que otros crean. Hace falta fomento del espírtu
emprendedor. Y eso es lo que logra el hecho de que la "piratería" requiera,
esencialmente, buscarse la vida. Hay más pasos posteriores, por supuesto, pero
por algo se empieza.
3. Definiendo el atajo "porno" como "libros prohibidos por la Iglesia", entre
los que estaban por igual las biblias traducidas y la auténtica pornografía, la
"violencia gratuita" (lean la pira de libros del cura y el barbero en El Quijote
para enterarse de quiénes eran los Tarantinos de la época) y la subversión
política.
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