ELECCIONES/ LA CAMPAÑA DE LA CALLE
ACTORES, escritores, ciclistas, payasos, travestis, parados...Decenas de
colectivos se movilizan contra el presidente durante la celebración de la
Convención Republicana. En un teatro clandestino de Nueva York se grita «¡Voy a
matar al presidente!»
CARLOS FRESNEDA. Nueva York
El Frente para la Liberación de la Imaginación (IFL) te convoca con alevosía y
nocturnidad en una esquina del lejano Este. De allí te llevan con sigilo a un
tugurio donde se escenifica clandestinamente la obra más provocadora de la
cartelera neoyorquina: «Voy a Matar al Presidente». Los Servicios Secretos
pueden habernos seguido, te advierten. La policía es capaz de entrar en
cualquier momento y llevarte a comisaría por cometer «una ofensa federal». En el
clímax de la función, uno de los actores le pide prestado un móvil a un
espectador, marca el teléfono de la Casa Blanca e invita a todos los presentes a
gritar: «¡¡¡Voy a matar al presidente!!!».
Lo que ocurre después lo dejamos en el aire, pues no sabemos si la obra
antipatriota sobrevivirá a la Convención Republicana y a George W. Bush en una
ciudad donde se le profesa un desprecio comparable sólo con el que provoca en
Europa.
Por no saber, no sabemos ni qué ocurrirá en la calle, si la otra América
conseguirá hacer oír su voz o si la maquinaria del poder logrará silenciarla, si
viviremos en Nueva York escenas turbulentas como las de Chicago en el 68 y
Seattle en el 99, o si el ejército de azul del alcalde Bloomberg será capaz de
dispersar como cucarachas a los alborotadores con esos potentísimos Disuasores
Sonoros que le ha comprado a los militares, visto el éxito que ha dado con las
turbas en Irak.
Los 15.000 policías de Nueva York llevan más de un año entrenándose para lo
peor. La semana pasada, como aperitivo, hicieron una exhibición de fuerza en un
simulacro de desobediencia civil del que salieron por supuesto vencedores. El
jueves distribuyeron una lista de 50 extremistas violentos y advirtieron que
cada uno de ellos cuenta con al menos 50 seguidores dispuestos a dejarse
arrestar. El FBI ha estado peinando por su cuenta a los grupos pacifistas y
anarquistas en busca de ovejas negras.
El Ayuntamiento de Nueva York ha autorizado estos días 29 manifestaciones
menores, convenientemente valladas y hostigadas por los hombres de azul, pero ha
negado el permiso para la manifestación masiva en Central Park. Se estima que
más de 250.000 manifestantes acudirán a la marcha convocada para hoy por United
for Peace and Justice, pero acabado el desfile anti-Bush por la Séptima Avenida
la protesta tendrá que evaporarse. «No toleraremos desórdenes en el parque»,
advierte el jefe de Policía, Raymond Kelly. «¡No nos silenciarán!» replica
Leslie Cagan, la voz más sonora y conciliadora del nuevo movimiento pacifista.
¡Cuidado con la gente del Anarchist Black Cross, del No Police State y del
International Solidarity Movement! ¡Cuidado también con los miembros de Stop
Animal Cruelty y con los secuaces de The Organization! ¡Cuidado con un tal Kazi
Toure, ex miembro de los Black Panthers, y sobre todo con Richard Picariello,
radical de los años 70, vinculado al grupo ANSWER y presto a pasar a la acción
en NY!
Que se sepa, las autoridades no han puesto aún el «Wanted» sobre las cabezas de
los actores del Imagination Liberation Front (ILF), que pretenden seguir
interpretando ¡Voy a matar al presidente! mientras dura la Convención
Republicana.
«No estamos abogando por la violencia ni por el asesinato», se explica
Hieronymous Bang, miembro anónimo del grupo. «Estamos simplemente respondiendo a
la paranoia y al clima de terror de George W. Bush con sus mismas armas y con
una sana dosis de humor...Queremos que los espectadores sientan en sus carnes la
amenaza, y queremos también que la obra sirva de catarsis. A los delegados
republicanos les dejaremos pasar gratis».
Los delirios del Imagination Liberation Front coinciden, sospechosamente, con
las pretensiones de un tal Jay, asesino en potencia que sueña con matar al
presidente. La novela se titula Checkpoint, y el autor, Nicholson Baker,
confiesa haber volcado en su protagonista la frustración y la impotencia que ha
sentido en los cuatro años y dos guerras de Bush. «¿Cómo reaccionas ante algo
que es tremendamente equivocado e injusto?», se pregunta Baker. «¿Cómo haces
para no volverte loco en esta situación?».
La escritura ha adquirido en los últimos tiempos una función terapéutica. El
Bushbashing (golpear a Bush) se ha convertido en un nuevo género literario, y al
presidente le bastará con acercarse al escaparate de la librería St. Mark's para
leer todos esos títulos que le dedican: Fraude, Desertor, Cruel e inusual, Las
Grandes Mentiras de Bush, El presidente del bien y del mal, El cerebro de Bush,
Bushismos, Bushwacked, Bushland y muchos más.
Ya de paso, Bush podría rezar en la vecina iglesia de St. Mark s, que ha cedido
su pórtico para representar Vomitorium 2004, una escenificación de los excesos
del Imperio Romano, vomitona incluida.Uno tras otro, los actores se ponen hasta
arriba de comida y vacían sus estómagos bajo la consigna: «¡Haced sitio para
más! ¡Cuatro guerras más!».
Menos explícitos, aunque igual de avariciosos, los chicos y chicas de
Millonarios por Bush pretenden manifestarse a bordo de limusinas y delante del
mismísimo Hotel Plaza. «¿Somos una falsa organización de auténticos millonarios
o somos una auténtica organización de falsos millonarios?», pregunta a la
galería Thorston Howard IV, portavoz del grupo. «Dejaremos que los republicanos
juzguen por sí mismos».
Con filiales en 75 ciudades, se están convirtiendo en una fuerza global de apoyo
o resistencia a la causa: nunca se sabe. «No estamos en esto por dinero, estamos
por amor», explica Thorston Howard IV. «Por amor al dinero, quiero decir»... El
humor es el puñal de estos millonarios de pega -Meg A. Bucks, Alan Greenspend,
Sir Rupticious- que denuncian los derroches de la Administración Bush
impecablemente trajeados: frac, bombín y botella de champán para brindar «a la
salud de Dick Cheney, Enron y Halliburton».
«PAYASOS INSURGENTES»
De riguroso uniforme, los reclutas del Ejército Clandestino Insurgente de
Payasos Rebeldes prometen emular estos días las hazañas bélicas de Bush
ataviados como el presidente cuando aterrizó en el portaaviones, marcando
paquete y con pegatinas de «Misión Cumplida» en la frente.Desde Texas han
llegado los travestis de Missile Dick Chicks, agitando agresivamente sus penes
con forma de Tomahawks y listos para montárselo en público con el otro George,
Boy George, en una fiesta que promete ser sonada: «Que Dios salve Nueva York».
Michael Moore montará el numerito, si le dejan, en las inmediaciones del Madison
Square Garden, protegido por esas dos bombas sonoras instaladas sobre los jeeps
militares y capaces de hacer correr como ratas a las masas humanas. Como réplica
sonora, el comediante Al Franken ha invitado a todos los neoyorquinos a que
abran de par en par sus ventanas el jueves, a la misma hora en la que Bush
hablará en la Convención Republicana, y griten con todos los mecanismos de
amplificación a su alcance algo así como: Fugheddaboudit!!!! (¡Olvídate!).
Habrá, por supuesto, protestas mucho más ceremoniosas, como la organizada por el
también cineasta Michael de Seve, que anda reclutando en Brooklyn voluntarios
para cargar con 1.000 ataúdes de cartón, en memoria de los soldados caídos en
Irak. También en Brooklyn, los homeless han levantado con tenderetes el poblado
Bushville, en honor al «presidente que más ha hecho por la injusticia social y
por el abismo que separa a los pobres y a los ricos».
El lunes, precisamente, una cola de parados unirá Wall Street con el Madison
Square Garden para recordarle a Bush cómo Nueva York, con un 7% de desempleo, no
ha superado aún el impacto económico del 11-S y no perdona la «desviación de
fondos» para la Guerra de Irak.
Ese mismo día la coalición Still We Rise acampará en la Union Square, el ágora
neoyorquina, para protestar por la política sanitaria, desde el sida al veto a
la investigación con células madre, y reclamar una Seguridad Social para todos.
El martes, los ciclistas de Time s Up, que fueron los primeros en poner a prueba
a la policía, planean cortar el tráfico en varios puntos de la ciudad y exigir
de una vez por todas a Bush que tome medidas contra el cambio climático.
El miércoles será el día de las feministas, capitaneadas por la Organización
Nacional de Mujeres y espoleadas por grupos de nuevo cuño como Code Pink: el
rosa al poder. El aborto, los matrimonios gays y la separación iglesia/estado
serán algunas de las banderas que ondearán en Central Park.
Todos los días hay planeados actos de «resistencia civil no violenta»,
convocados sobre la marcha por grupos como A31. El objetivo es contribuir aún
más al caos de Nueva York y llamar la atención de esos 15.000 periodistas
acreditados para la Convención Republicana y tan reacios a pisar la calle, a
menos que la policía se líe a golpes. «La acción directa es lo que provoca la
atención de la prensa», admite Jaime Moran, 30 años y motor de la organización
RCN Not Welcome, que coordina las protestas.
«O EL CAOS, O YO»
La serpiente multicolor que saldrá a la calles estos días tiene muchas cabezas,
y eso preocupa no sólo a la policía, sino a los propios organizadores de las
protestas, temerosos de que estallen brotes de violencia y de que el presidente
Bush saque al final partido de la situación: «O el caos, o yo». «Tengo
muchísimas ganas de pisar la calle estos días, pero también tengo miedo a que
toda esta movida se nos vuelva en contra», admite Jim Morrison, abogado, 33
años, demócrata hasta la médula e instigador de esa moda de las camisetas anti-Bush
que está causando furor en Manhattan.
«Todos sabemos que cuatro de cada cinco neoyorquinos votaron por Gore en 2000 y
posiblemente lo hagan por John Kerry. Los republicanos también lo saben y por
eso han elegido tomar la ciudad, por pura arrogancia y para sacar todo el
partido posible de la situación», advierte Morrison.
Conversamos con Jim Morrison (nada que ver con su tocayo de los Doors) en el
mercadillo de Orchard Street donde vende camisetas.Comenzó con las de BuShit y
Dick, en deshonor al presidente y al vicepresidente. De ahí pasó a la crítica
directa de la política exterior, con esas otras que invitan a marcharse de
vacaciones al paraíso de Irak, a Gaza Strip, o a Arabia Saudí, refugio de los
deportes de invierno.
«Las camisetas anti-Bush se ven todos los días, pero uno las lleva a una
manifestación y luego se las quita», aclara Morrison.«Yo quería hacer algo más
sutil, que pudieras llevar a la oficina...Empecé haciéndolas para mí, y un día
me la vieron en un programa de la MTV y empezaron a pedírmelas. Ahora se las
ponen Sean Penn, Susan Sarandon y Tim Robbins... Estoy empezando a ganarme la
vida con esto».
O mucho cambian las cosas, o Jim Morrison tiene la tentación de marcharse con el
negocio a otra parte... «Adoro esta ciudad y quiero a mi país, pero cada día me
cuesta más reconocerme aquí.Estamos pisoteando todos los valores que siempre ha
defendido América. El clima se está haciendo irrespirable, de verdad. Si vuelve
a ganar Bush, me marcho a Europa».
PIES DE FOTOS TITULADAS
LIBROS PESADILLA
En Checkpoint, un ciudadano cabreado sueña con asesinar al presidente. Es sólo
uno de las decenas de títulos anti-Bush: Fraude, Desertor, Cruel e inusual, Las
Grandes Mentiras de Bush...
TEATROS...
Contra la Guerra. Más de 200 teatros y cientos de actores organizan «formas
artísticas de protesta» contra Bush. Como Vomitorium 2004, una escenificación
(vomitona incluida) desde los excesos y decadencia del Imperio Romano a los
gritos de Four More Wars («Cuatro Guerras Más»).
MILLONARIOS POR BUSH
Su lema: «Que ningún multimillonario se quede atrás». Son 75 grupos en todo el
país y denuncian con ironía las corruptelas de la Administración Bush,
disfrazados con frac y con bombín. Durante la Convención Republicana celebrarán
la Marcha del Millón de Millonarios.
CAMISETAS POLITICAS
Jim Morrison fue candidato demócrata a la Asamblea de Nueva Jersey antes de
pasarse al diseño de camisetas políticas: En las más solicitadas se lee BuShit y
Dick (Cheney).También tienen gran éxito las de política exterior: «Vacaciones en
Irak», «Gaza Strip»...
UNIDOS POR LA PAZ Y LA JUSTICIA
La organización pacifista con mayor implantación en EEUU pretende emular el
éxito de la manifestación del 15-F de 2003, que reunió a más de 200.000
neoyorquinos contra la Guerra de Irak. Hoy domingo convocan la gran marcha.
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Y en España también
Se llaman American Voices in Spain (www.americanvoices-spain.org) y podrá verlos
y acompañarlos esta misma noche, entre las 21.30 y las 23.30, ante la Embajada
de EEUU en Madrid. «Llevaremos velas para recordar a los norteamericanos y a los
iraquíes muertos en Irak y para apoyar a nuestros compatriotas que van a estar
protestando ante la Convención Republicana», explica Brian Engquist, 36 años,
profesor de inglés y traductor, presidente y alma mater del grupo. Hace dos
meses que acuden cada viernes, a ese mismo lugar con un mensaje muy explícito:
«Pita contra Bush». Animan a los españoles a coger un pito y sumarse, pero
aclaran que el grupo está formado sólo por estadounidenses y que no apoyan a
ningún partido. «Nuestra prioridad es que Bush no tenga otro mandato, pero si
gana Kerry, el viernes siguiente vendremos aquí para recordarle que no queremos
un país militarizado». Son un grupo variopinto. Como Brian, algunos de sus
miembros llevan una década, incluso más, viviendo aquí; otros acaban de
llegar.También como Brian, algunos nunca antes habían participado en protestas,
pero otros ya se movilizaban en los 60, con Vietnam.Son profesores de inglés, de
Universidad, masajistas, sociólogos...«Estamos lejos de EEUU, pero seguimos
siendo ciudadanos y votamos.Ahora es importante participar». / F. S
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