Agencias - Los grandes éxitos musicales pueden producir miles de millones de
dólares muchos años después de haber sido creados. Pero todo tiene un límite, y
la legislación europea sobre derechos de autor amenaza con dejar sin esos
ingresos a decenas de artistas.
En la mayoría de países de la UE, los derechos de protección de la propiedad
intelectual de obras musicales tienen una caducidad de cincuenta años. Y eso
significa que centenares de canciones empezarán a ser de libre disposición
pública en cuanto se cumpla ese plazo.
El asunto tiene un evidente trasfondo económico, hasta tal punto que el
prestigioso semanario británico The Economist le dedicó un reportaje el pasado
fin de semana, puesto que este mismo mes empieza a caducar el copyright de las
creaciones de Elvis, la primera estrella del Rock and Roll y fuente inagotable
de un negocio que ha durado más de media centuria. Antes caducaron ya algunas de
las más populares de la historia del Rock como Rock
around the clock, de Bill Haley and his comets, que fue grabada
el 12 de abril de 1954.
El mayor problema, claro, lo tienen ahora los viejos rockeros, como Cliff
Richard, que en su día fue la respuesta británica al empuje de Elvis en Estados
Unidos. «A partir del 2008, cada tres meses iré perdiendo una canción»,
reconoció recientemente el artista, quien compuso su primer gran éxito, Move it
, en 1958.
Dinosaurios
La cosa no ha hecho más que empezar, pero el daño económico para algunos
dinosaurios del rock y, sobre todo, para sus herederos, puede ser enorme, puesto
que en las próximas décadas cualquiera podrá interpretar, grabar y vender en
Europa canciones de los Rolling Stones o los Beatles sin que Mick Jagger, Keith
Richards, Ringo Starr o Paul McCartney se lleven por ello ni un sólo royalty .
Piratería
Además, la reproducción y venta de copias de las grabaciones originales tampoco
será delito, con lo que nadie podrá ser acusado de delinquir por comerciar con
música pirateada o bajada de Internet, considerada hasta ahora material ilegal.
Las grandes discográficas calculan que de aquí al 2010 perderán más de medio
billón de dólares, el valor de venta de unos 500 millones de álbumes, es decir
cerca del 3% del volumen de negocio de la música grabada previsto para ese
periodo. Aunque la verdadera catástrofe podría llegar a partir de entonces,
cuando empiecen a liberarse los derechos de los años sesenta y setenta, una
época dorada de la que siguen viviendo miles de artistas.
Aunque las discográficas también son conscientes de que la situación no es del
todo negativa para ellas, ya que podrán comerciar gratis con miles de
superventas, ya han iniciado una campaña para modificar la legislación europea.
Artistas como U2, Status Quo y Charles Aznavour ya se han manifestado a favor de
alargar los cincuenta años de vigencia de los derechos, y el propio Cliff
Richard considera que ese plazo debería ser de setenta años y a contar no desde
la fecha de la grabación, sino de la muerte del artista, que, a su juicio, jamás
debería de perder en vida la propiedad intelectual de su trabajo.
El problema aún no afecta a Estados Unidos, que en 1998 decidió dar un plazo de
95 años para la caducidad de los registros musicales. |