Los pilotos sobrevuelan el estado de Campeche, de pronto, el radar de la
aeronave C-26 A de la Fuerza Aérea Mexicana detectó un blanco.
Esta es la conversación de los pilotos:
- “¿Juárez qué es?...”
- “Un punto, ahí está, está exactamente atrás de nosotros, es correcto, ahora
está a las siete de nuestra posición con 10.5 millas, llevar rumbo 8, 2, 3 y 334
de velocidad.
El comandante del vuelo ordenó al operador de la cámara infrarroja que
localizara el blanco detectado por el radar:
“A la misma altura, allí hay unas nubes, ahí se debe de ver, a ver busquen, eso
que viene a tras de nosotros, ve cómo se ve, viene como a las 7, 8 de la
posición. Lo raro es que trae una punta adelante.”
La cámara infrarroja detectó otros objetos que en el radar no aparecieron.
-“Ahí van, mire uno, dos, tres, a la misma altura, cinco, seis, siete, hay güey,
a la misma altura, son ocho, que barbaridad... He ahí se van a ver bien y van a
una velocidad pero uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho en la
pantalla.”
-“Síguelos pero no los pierdas... ¿Están a la misma altura Téllez?”
-“Afirmativo, poquito arriba 8, 9, 10, 11, contando toda la cola... No sabemos
que estamos viendo, son unos objetos luminosos que vienen a la misma altura que
nosotros pero no podemos saber la distancia.”
De acuerdo con los pilotos los objetos los siguieron por varios minutos:
“-Los tenemos adelante, en medio y a las ocho...”
-“A cabrón, pónganse los cinturones de seguridad...”
-“No me espante...”
-“Chequen por la ventanilla, tenemos a las ocho y nueve...”
-¿Qué nos tienen rodeados?...
-No sé...
“Nunca pudimos identificarlos visualmente a simple vista nunca”, dijo Magdaleno
Castañón Muñoz, uno de los oficiales presente ese cinco de marzo.
El radar indicó que los objetos realizaron drásticos cambios de rumbo.
“Las velocidades podían estar, no sé de 60 nudos e incrementándose a 120, 220 o
300 nudos, cosa que jamás había visto”, señaló Germán Marín, teniente, operador
de radar infrarrojo.
Es decir, los objetos registraron en cuestión de segundos incrementos de
velocidad de 180 hasta 540 kilómetros por hora.
El material grabado por los pilotos de la Fuerza Aérea Mexicana fue entregado al
periodista Jaime Maussan.
“ Nunca las fuerzas armadas de un país han proporcionado a los medios de
comunicación una evidencia tan clara y contundente”, señaló Maussan.
La Secretaría de Defensa Nacional no tiene una explicación para lo ocurrido el
pasado 5 de marzo.
La tripulación del avión C-26 A de la Fuerza Aérea Mexicana fue interrogado
sobre el avistamiento.
No se encontró daño alguno en el equipo que detectó y grabó los 11 objetos.
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