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Opinión:  El porno y la copia como motores del cambio social
En estos días se ha hablado mucho de que si la Campus Party es un refugio de pornoadictos y lo que algunos llaman "piratas" (son los mismos que se enfadan cuando a sus seguidores les llaman "secuaces"). Como diría mi amigo Pepe Cervera, esa hipocresía es la del personaje de Claude Raines en Casablanca, cuando en medio de la redada nazi en el club de Rick recoge sus ganancias de la ruleta mientras grita: "¡Qué vergüenza! ¡Acabo de descubrir que en este lugar se juega!" Pues eso, que la Campus Party, sin ser mi Party favorita, tiene muchas cosas buenas además de porno y piratería. Además del porno y la piratería, que también son cosas buenas. Sigan leyendo para saber por qué.
 

Por Candyman - Reproducido de Barrapunto.com


Basta pasar algo de tiempo para ver cosas buenas y originales en la Campus Party. Gente ayudando al de al lado. Los que hicieron un galeón pirata con un carrito de supermercado y cajas de cartón. Los artistas que realizaban obras de arte con los CDs petados, y los activistas políticos que los recogían para hacer un recuento y reclamar la devolución del Canon a la SGAE. El que llevaba camisetas para vender con temas linuxeros, chiste de informáticos y consignas anti-canon. Los que montaron un chiringuito de bolos a 10 céntimos la tirada para sacar pasta para la gasolina de vuelta. Gente haciendo malabarismos. install-parties de Linux. Madres con sus hijos prepúberes (el clan Mandarinas Asesinas tiene unos 27 o 30 críos de 12 y 13 años, y se dedicaban todo el día a jugar. ¿Es esto malo?).

Y los mods. Ordenadores de metacrilato, de madera, dentro de un coche teledirigido, de una vaca de peluche... Parafraseando a Thomas de Quincey, podríamos decir que son el bricolage considerado como una de las bellas artes; sin parafrasearlo, diríamos que es la ingeniería informática del tunero. Lo decía el propio Seymour Cray, maestro de diseñadores de hardware: "no soy ingeniero informático, me dedico a la refrigeración". Estos tipos también. Además de procesador, memoria y neones, sus máquinas tienen ventiladores hasta en los ventiladores. Los más aguerridos les ponen a sus máquinas bombas de agua y refrigerante para automóviles. Es la lucha por ver quién le saca más rendimiento al procesador, quién lo truca para que vaya más deprisa por encima de la velocidad para la que fue diseñado.

Además de estos trabajos laboriosos, realizados en los meses anteriores a la Party, durante la misma se producen mini-culturas instantáneas, basta añadir agua, y los que se quejan de que el nivel medio es bajo1 son los mismos que estarían contentos con que internet fuera sólo para las elites a las cuales les gustaría pensar que pertenecen: "nosotros, los linuxeros", "nosotros, los unversitarios", "nosotros, las personas adultas"... de eso también hay en una Campus. Y mucho más. Pero la Campus, por suerte o por desgracia, se parece a la sociedad de fuera de la carpa del Museo de la Ciencia de Valencia.

Decir eso de "había porno, y dos chicas hicieron un strip-tease" es tan puritano como hipócrita. También hacen strip-teases en Antena 3 y en Tele 5, y en las discotecas, y en las playas hay top-less (las dos chicas del strip-tease fueron más modestas, se quedaron en bikini). Lo que parece molestarles no es el sexo, o no sólo el sexo. Es el entorno del sexo (una fiesta de informáticos), o quizá que fuera gratuito, mientras que las estriptiseras de las teles y las discotecas cobran por bailar mientras se desnudan. O las gogós por bailar en ropa interior (que es lo que hicieron las dos campuseras), incluso en las fiestas de la propia Campus Party. En fin, que las críticas a las strippers de ocasión dicen lo mismo que dicen desde la SGAE sobre la música, que les parece bien los músicos no la hagan gratis, y ellos cobren su porcentaje.

En cuanto a lo de los "piratas informáticos", resulta muy cómodo citar a un visitante cualquiera, y reconocerle la autoridad autoatribuida de saber que que "allí están los mejores". Me recuerda a lo que dice Steven Pinker de Margaret Mead, que se fue a los Mares del Sur y, toda imbuida del espíritu Rousseauniano, se puso a establecer teorías sobre el amor libre, porque se creía todo lo que le decían los niños de 15 y 16 años, específicamente eso de "a esa me la he follado yo". En Carabanchel también dicen lo mismo ("a esa me la he follado yo" es un clásico universal, como sonreir ante los chistes), pero los que vamos de bares por allí nos creemos la mitad de lo que nos cuentan. Pues en Carabanchel y en la Campus, en periodismo y en antropología de campo, no está de más una pequeña dosis de escepticismo (creo que los maestros de periodismo lo llaman "comprobar las fuentes").

Pero claro, es que yo he estado en la Campus, con lo que automáticamente no debo tener la objetividad del que llega y no se entera de lo que está viendo, o escoge lo que más se ajusta a sus prejuicios de entre lo que le cuentan. Por mucho que me hubiera gustado ver más linuxeros hardcore, más gente haciendo demos e intros1, más y mejores competiciones, no puedo ver qué tiene de malo bajarse películas (es legal hacerlo sin ánimo de lucro) y ver porno entre partida y partida de Unreal 2004 y America's Army. En fin, hacer cosas normales, de persona normal, pero en común. Así que voy a romper una lanza por la "piratería" (comillas estilo Dr. Maligno en Austin Powers) y el porno, para decir que no sólo no son fenómenos negativos, sino que son necesarios para la salud de la red en España

- Sirven para difundir la cultura. Mucha de la gente se estaba descargando películas y series extranjeras, en versión original, de difícil o imposible acceso en España. Anime japonés subtitulado en inglés, series clásicas de televisión americana sin subtitular, películas y música no disponibles comercialmente por estar fuera de catálogo... También había discos y películas españolas, incluso en mayor número, pero seamos razonables: ¿cuánta cultura se puede comprar por los 80 euros que valía la entrada de la Party? ¿Y cuánto dinero disponible para gastarlo en cultura tiene el visitante medio de la Campus Party? Si queremos democratizar el acceso a la cultura, tenemos que hacerla económicamente asequible para todos.

No voy a entrar a hora a fondo en el debate de la cultura copyleft y los nuevos modelos de creación, distribución y explotación económica de contenidos culturales. Lo que quiero decir es que si queremos cultura para todos, eso ya lo tenemos, es lo que proporciona la llamada "piratería". En grandes cantidades. Otro día hablaremos de quién la paga, y a qué precio, y quién se lleva ese dinero. Tres temas que tienen que debatirse juntos, sin caer en las trampas del debate propuesto por los partidarios del copyright tradicional, que quieren que pague todo el mundo, al precio que establezcan los titulares del copyright, y con el mayor número posible de intermediarios (al menos, cada uno de ellos estaría dispuesto a que desaparezcan los demás).

- Muestran a todos lo que puede ser la banda ancha: La propaganda de Telefónica decía que en la Campus estaba concentrado el 15% del ancho de banda de toda España. Y yo soy María de Rumanía, y tengo una Puerta Neoclásica en la Plaza de la Independencia que está en venta, barata barata, para el primero que llegue. Si me dicen que es el 15% del ancho de banda que tiene Telefónica (excluyendo a Ono, Colt, Jazzfree, etc) en esa zona de Valencia, me lo creo. Si me dicen que es el 15% del ancho de banda que les sobraba en toda España después de hacer los enlaces con Canarias, Baleares, la red de Telefonica-Data etcétera, también me lo creo. Pero el 15% de todo... naaa.

Y sin embargo, con los números corregidos, sigue dando auténtico ancho de banda. Te bajas la ISO de Guadalinex, o de Knoppix (no engaño, es que quería que me ayudaran a instalar Debian en el TabletPC) en un pispás, y no quiero ni deciros cómo baja el correo, a qué velocidad van las páginas de Barrapunto o Slashdot, lo rápido que se ven los trailers de películas, la baja latencia jugando a Quake en servidores USA. Parties como la Campus sirven para que la gente sepa de verdad qué nos espera en el futuro, o cómo debería ser su conexión en el presente.

- Crean alfabetización tecnológica: para que tengamos una población que sepa usar ordenadores, necesitamos darles incentivos. Y la programación, la creación musical o el estudio no son incentivo bastante para el grueso de la población. El consumo sí que lo es. Cuando la gente se rompe la cabeza instalando y reinstalando sus sistemas operativos, encontrando en buscadores de todo tipo músicas y películas usando aplicaciones peer-to-peer para descargarlas, programas para tostarlas en CD, se está auto-proporcionando una educación. En principio es una educación meramente funcional, instrumental, pero sirve como base para aquellos que se quieran llegar más allá, y aprender música, literatura, cine, programación, comunicación...

- Bajan el precio de la conexión para esas 'elites'(llamémosles "x")2 creativas que hay entre los internautas. Los desarrolladores de software libre, los músicos, las pequeñas empresas y autónomos, la gente que sabe usar un ordenador para escribir, dibujar, hacer cosas son (todavía) pocos, y si tuvieran que pagarse las conexiones sólo entre ellos, serían mucho más caras. El hecho de que haya también una población de consumidores masivos que se añaden al pool de usuarios de la red hace que los precios sean más bajos. Y los precios más bajos atraen a más personas a la red, y hace que más empresas se planteen dar servicios (a mayor población, más clientes potenciales, más dinero a ganar).

En realidad, la "piratería" y el porno son buenos para la Sociedad de la Información. Pero ¿por qué nos sorprende? La "piratería" y el porno siempre han sido los principales vectores de adopción de las nuevas tecnologías. Sin "piratería" y "porno"3 no habríamos tenido los incentivos para la expansión de la imprenta que fue el principal motor del Renacimento. Sin "piratería" y porno no habría tenido tanto crecimiento el magnetoscopio que luego dio lugar al mercado del video doméstico para las empresas cinematográficas, la industria de la cámara de video para bodas y comuniones, el negocio de los videoclubs.

Lo que hace falta para la Sociedad de la Información es más, no menos, "piratería" y porno. Y precios más bajos en las conexiones. Y, una vez tengamos la base instalada de usuarios de la informática y la red (o concurrentemente con ese crecimiento) lo que hace falta es más software libre, más y mejor educación, más competencia en servicios a empresas y usuarios, y más sociedad civil haciendo proyectos desde abajo.

Y menos pacatería e hipocresía ludditas y bobas. Pero de eso también ha habido siempre, y hemos conseguido llegar a donde estamos igualmente. No me preocupa que, desde la acera, vean pasar el tráfico y lo critiquen. Ladran, luego cabalgamos.

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1. Sí, hay otras parties más gustosas desde un punto de vista intelectual. Hace un par de años no pude ver la reunión de intros de BCN porque estaba en Art Futura, y este año no he podido quedarme en la Euskal Party porque tenía que trabajar. Pero el año que viene intentaré pillarlas con fruición. O incluso este año, porque la BCNParty es en otoño. Pero hay gustos para colores, y gente pa tó. La Campus también tiene su público.

2. Estas elites son el niño de 16 años que hace sus propios niveles de Quake, la mujer de 23 que cuelga sus ilustraciones en su web, los tipógrafos de todas las edades que montan listas de correo y webs de educación sobre tipografía, los desarrolladores de software libre. Es una elite meritocrática, porque cualquiera tiene acceso. Pero es una elite, porque son la minoría que hace lo que los demás consumen. Este equilibrio se está desviando. Cada vez más lo que muchos crean puede ser disfrutado por otros muchos, en vez de ser un flujo de pocos a muchos. Hace falta educación, y no en el sentido del discurso anti-piratería" tradicional de los partidarios del actual modelo de creación de contenidos culturales. Hace falta educación para que la gente se de cuenta de que puede crear y no consumir lo que otros crean. Hace falta fomento del espírtu emprendedor. Y eso es lo que logra el hecho de que la "piratería" requiera, esencialmente, buscarse la vida. Hay más pasos posteriores, por supuesto, pero por algo se empieza.

3. Definiendo el atajo "porno" como "libros prohibidos por la Iglesia", entre los que estaban por igual las biblias traducidas y la auténtica pornografía, la "violencia gratuita" (lean la pira de libros del cura y el barbero en El Quijote para enterarse de quiénes eran los Tarantinos de la época) y la subversión política.


 


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domingo, 25 mayo 2014

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