El plan, sobre el que la compañía lleva trabajando desde agosto, supone que
las siete unidades de negocio actuales se reducirán a tres, cada una de ellas
liderada por un ejecutivo que tendrá amplio poder de decisión.
Esto significa que los dos líderes de la empresa, Bill Gates -el cofundador- y
Steve Ballmer -el presidente ejecutivo- delegarán más en sus lugartenientes.
Ballmer señaló en un comunicado difundido el martes que con estos cambios
Microsoft pretende "ganar en agilidad en la toma de decisiones", así como
"adquirir mayor velocidad de ejecución". El momento elegido no puede ser más
importante. Finalmente la multinacional ha reconocido que se enfrenta a
competidores muy diferentes a las empresas de software tradicionales a las que
siempre consiguió adelantarse. Y es que en ese momento, además de ser más agil,
Microsoft solia enfrentarse a empresas que habían envejecido o que sus
directivos se encontraban encumbrados en sus despachos creyendo que el mercado
que habían conquistado les seguiría sin rechistar. Tras 30 años, Microsoft
parece ser victima de su propio éxito y no ha sabido afrontar la llegada de
nuevos competidores que responden más al aire juvenil y agresivo de sus inicios
que a una visión corporativa de la vida.
De entre ellos sobresale Google, que saca mucha ventaja a Microsoft en las
búsquedas y los mapas por satélite, entre otras tecnologías punteras.
Por no hablar de los ingenieros que Google ha conseguido "robarle" recientemente
a Microsoft, protagonistas del último capítulo en la larga batalla entre las dos
empresas.
La cuestión es que el sistema operativo Windows, utilizado en la inmensa mayoría
de los PC de todo el mundo, ha sido tradicionalmente la "puerta de entrada" para
acceder a casi todo.
Pero en los últimos tiempos, compañías como Google, Yahoo! o America Online han
lanzado nuevos software que ofrecen alternativas a muchas funciones de Windows.
Estas empresas pueden reaccionar más rápido porque lanzan servicios basados en
Internet, mientras que la estrategia de Microsoft ha sido ofrecer sus
innovaciones integradas en Windows. Lo que esta claro es que Microsoft quiere
responder a las criticas que durante los últimos años se habían venido
produciendo en torno a la lentitud de la empresa a la hora de responder nuevos
retos y que ya calificaban a esta empresa como un gran gigante pesado y
burocratizado hasta el último de los extremos. Es muy pronto todavía, no
obstante, para saber si esto supondrá un cambio radical en la estrategia de la
compañía y le permitirá afrontar a la nueva competencia con la agresividad que
demostró hace unos años.
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