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China enviará su segunda nave tripulada en dos años como máximo  y se prepara para llegar a la luna en el 2006
China anunció el envío de su segunda nave tripulada al espacio, la "Shenzhou VI", en un plazo máximo de dos años después de completar hoy con éxito el lanzamiento y regreso a la Tierra del primer astronauta chino.

En uno o dos años lanzaremos el `Shenzhou VI`", reveló ayer en Pekín durante una rueda de prensa Xie Mingbao, director de la Oficina para Vuelos Espaciales Tripulados.  

El científico no especificó ninguna fecha concreta para el acontecimiento ni si sería tripulado, aunque todo apunta a que se enviarían entonces tres astronautas al espacio de los catorce entrenados al efecto.

"Este es sólo el primer paso de nuestro proyecto", prosiguió un eufórico Xie, horas después de que aterrizara en la región autónoma de Mongolia Interior (noreste) el primer astronauta chino de la historia, Yang Liwei, tras dar catorce vueltas a la Tierra en 21 horas.

Los siguientes pasos incluyen la construcción de un laboratorio espacial y, en última instancia, el establecimiento de una estación espacial permanente manifestó el científico.

Según Zhang, esa estación espacial permanente, que China planea establecer hacia finales de esta década, "permitirá a nuestro país llevar a cabo experimentos a gran escala en el cosmos y buscarles aplicaciones".

"La infraestructura que desarrollemos en la estación espacial permanente servirá como plataforma para una exploración más profunda del universo", afirmó.

Zhang no dio detalles sobre los proyectos de exploración lunar de China, aunque en anteriores informaciones se señaló que el país tiene planeado enviar una nave a nuestro satélite hacia 2006.

Todavía se desconoce si esa nave que será enviada a la Luna llevará o no astronautas a bordo.

"Hoy, 16 de octubre de 2003, es un día que recordarán todos los chinos con orgullo porque hemos realizado el primer vuelo tripulado sin ayuda de nadie", agregó Xie, que hizo un pormenorizado resumen de la exitosa misión.

Sin embargo, diversos centros de seguimiento espacial de Argentina, Australia, Bolivia, Egipto, Irak, Paraguay, Arabia Saudí, Sudán, Siria y EE UU estaban preparados para un posible rescate de emergencia en caso de fallar el sistema de reentrada.

Xie destacó en su exposición que, aunque Rusia ha sido siempre su "maestra", el diseño y desarrollo de las naves "Shenzhou" y de los cohetes "Larga Marcha" se han hecho "sin ayuda de nadie", por lo que las patentes son chinas.

Hasta la fecha, sólo EE UU y la antigua URSS han sido capaces de enviar hombres al espacio.
"Tenemos que conseguir de forma independiente nuestra tecnología, porque tenemos la responsabilidad de relanzar el espíritu patriótico de nuestra nación, colaborar en el desarrollo económico de China y formar talentos propios para el futuro", dijo Xie.

China no contempla construir un transbordador espacial como el "Columbia" estadounidense, explicó el científico, aunque subrayó que está dispuesta a cooperar "de igual a igual" con cualquier nación que se lo pida.

El Programa Espacial chino, bautizado como Proyecto 921, fue aprobado por el Gobierno hace once años y desde entonces se han destinado 2.169 millones de dólares estadounidenses de fondos públicos, de los que se han gastado cerca de 100 millones en cada lanzamiento de las naves tipo "Shenzhou", cinco hasta ahora.

Una de las primeras reacciones negativas de la comunidad internacional ha sido la de Japón, donde el partido gobernante mayoritario Liberal Demócrata (PLD) pedirá replantear las ayudas en desarrollo que recibe China del Gobierno nipón.

Aunque los analistas chinos elogian el éxito de la misión espacial, critican el gasto excesivo cuando existen todavía en China regiones subdesarrolladas, una población rural de 800 millones y más de 30 millones de pobres de solemnidad.

El Gobierno chino ha reiterado en diversas ocasiones que el Proyecto 921 tiene fines pacíficos, aunque su gestión por el Ejército Popular de Liberación (EPL), a cuya cabeza está el ex presidente chino Jiang Zemin, señalan lo contrario.

La "Shenzhou V" transportaba una bandera de la ONU, muestra del compromiso chino de la utilización pacífica del espacio, insistió Xie, símbolo también del apoyo de China a los principios de paz de la organización internacional.

"El éxito de la misión fortalecerá a nuestra nación, mejorara su posición en la comunidad internacional, reforzará la cohesión social y promoverá el desarrollo de la economía", concluyó el director de la Oficina para Vuelos Espaciales Tripulados.

China ha cumplido su sueño tras conseguir una de las economías de mayor crecimiento del mundo y dar pasos agigantados hacia la modernización, tras la implantación de la política de Reforma y Apertura en las décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo.


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domingo, 25 mayo 2014

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