Agencias - Antaño tierra de bucaneros, hoy está habitada
fundamentalmente por pescadores y comerciantes y es uno de los atractivos
turísticos con los que cuenta uno de los países más pobres de América Latina.
Rodeada de aguas cristalinas de color azul intenso en las que nadan tiburones
"no muy grandes", según sus habitantes, este pequeño enclave del norte de la
costa de Haití, de 180 kilómetros cuadrados, atrae viajeros tanto desde los
puertos de Haití como desde los de la República Dominicana, país con el que
comparte frontera. La temperatura es tropical -entre 35 y 22 grados
centígrados-, con dos épocas de lluvias: noviembre-mayo en el sur y
diciembre-mayo en el norte.
Como en el resto del país, la mayoría de los habitantes de la isla son de raza
negra -seis de cada diez-; un treinta por ciento son mulatos y un diez por
ciento, blancos. Los idiomas oficiales son el francés y el creole, aunque en
entre los que viven del turismo es habitual que también hablen español e inglés.
En cuanto a la religión, anque la población es mayoritariamente católica, se
practica mucho el vudú.
TIERRA LEGENDARIA
Colón llegó en 1492 a La Española, isla que hoy comparten los países de
República Dominicana y Haití, y en tierra de esta última levantaron el 24 de
diciembre la primera construcción en el Nuevo Mundo, un fortín llamado "La
Navidad".
En esta zona abundaron posteriormente los ataques de piratas franceses, que
tenían su base en la isla La Tortuga; y ya en el siglo XVII fue ocupada por
Francia, cuyo dominio fue sancionado en 1697.
Precisamente en el siglo XVII, La Tortuga ganó fama universal por ser el refugio
romántico y clandestino de filibusteros franceses, ingleses, holandeses y otros
adversarios de España. Podría decirse que todo hombre o mujer poderoso de la
Europa de entonces estuvo vinculado de algún modo a la guerra de picaresca y
pirater a que se desarrolló en el Caribe, con esta isla como epicentro.
Por ella pasaron casi todos los piratas que conociera la costa chilena,
incluyendo probablemente en el siglo XVI a Drake, el más célebre de todos y, sin
duda, a Sharp, en el XVII. Aún hay huellas en el lenguaje de los criollos
chilenos de la estela de temores coloniales que dejó este bucanero.
Resulta profético, por otra parte, que el actual primer ministro haitiano se
llame, precisamente, Latortue, "la tortuga", una isla que parece nacida para
entrar en la leyenda; un paso que podría haberse producido de manera definitiva.
Quien sabe, quizá dentro de siglos se hable de ella como ahora de la Atlántida,
dos islas legendarias que desaparecieron bajo las aguas.
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