Dos agentes de la Policía Federal brasileña recogían huellas
dactilares y sacaban fotografías de los pasajeros norteamericanos que
desembarcaban en el Aeropuerto Internacional de Guarulhos.
El martes, el juez federal Julier Sebastiao da Silva emitió
un fallo que obliga al gobierno a adoptar las mismas estrictas medidas de
seguridad con las que Estados Unidos está tratando a partir de hoy a turistas
provenientes de una serie de países, entre ellos Brasil.
El gobierno norteamericano argumenta que el endurecimiento de
esas medidas se debe a la necesidad de luchar contra el terrorismo. De acuerdo
con el juez Silva, "las medidas del gobierno norteamericano son brutales y
perjudican a los ciudadanos de un puñado de países, que son tratados a priori
como terroristas potenciales. Obviamente, eso no ocurre con ciudadanos de los
países más ricos". "Pero, un elemental principio de reciprocidad rige a
las relaciones entre los países, por lo cual el gobierno de Brasil tiene que
adoptar las mismas medidas hacia los ciudadanos norteamericanos que lleguen a
nuestro país", sostuvo el juez.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva analizaba si apelará
o no el fallo del juez, que fue solicitado por el Ministerio Público Federal. El
martes, la Cancillería brasileña solicitó al gobierno norteamericano que
exceptúe a Brasil de la lista de países cuyos ciudadanos son obligados a cumplir
esas medidas cuando arriban a ese país, que incluyen huellas dactilares,
fotografías y un exhaustivo interrogatorio. En su momento, el gobierno brasileño
aplicó el principio de reciprocidad y pasó a exigir una visa especial a los
ciudadanos norteamericanos para entrar a este país, previo pago de 120 dólares.
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