AGENCIAS - A medida que la salud del Papa Juan Pablo II se ha ido deteriorando,
ha limitado sus actividades y dejado algunas responsabilidades en sus
colaboradores más cercanos. Ello, a pesar de las continuas declaraciones en
sentido contrario, como la de su portavoz Joaquín Navarro Valls quien el
miércoles afirmó que el Pontífice sigue "directamente las actividades del
Vaticano y la vida de la Iglesia", como una forma de decir que Karol Wojtyla
mantiene sus manos firmes en el timón del catolicismo.
Quizás el más cercano de todos los colaboradores del Papa es el obispo
Stanislao Dziwisz, polaco, quien ha estado al lado de Wojtyla durante más
de 40 años y se desempeña como su secretario privado. Por esta misma razón, es
la verdadera llave de acceso al Papa, el filtro entre la Curia Romana y el
Pontífice, ya que muchos consideran que para poder llegar a Juan Pablo II se
necesita la venia de Dziwisz. Este hombre, quien sujetó en sus brazos a Wojtyla
tras el atentado de mayo de 1981, duerme en una habitación contigua, en tiempos
normales concelebra la misa en las mañanas con el Papa y con frecuencia es él
quien termina las homilías.
Después está el cardenal italiano Angelo Sodano, secretario de Estado
vaticano, una especie de jefe del gobierno, que dirige la parte administrativa
de la Santa Sede y que el pasado fin de semana encabezó la misa del Domingo de
Pascua, mientras el Papa intentaba sin éxito hablar desde la ventana de su
estudio. Es él quien ha reemplazado al Papa al frente de los asuntos cotidianos
del Vaticano aunque no puede nombrar cargos ni emitir documentos del
magisterio. Los historiadores siempre han afirmado que Juan Pablo II no se ha
ocupado mucho del gobierno cotidiano de la Iglesia (los viajes no le han dejado
tiempo) y dicen que de ello proviene el poder de Sodano.
El otro integrante de este "pentaunvirato" es el cardenal alemán Joseph
Ratzinger, quien está al frente de la Congregación para la Doctrina de la
Fe responsable de la ortodoxia católica. Como guardián de la fe, escribe
documentos que se supone reflejan la posición del Santo Padre. El 6 de agosto
de 2000, con Dominus Iesus, documento en el que proclamaba que sólo en Dios
estaba la salvación, despertó una tormenta de críticas de altos prelados que
esperaban que Juan Pablo II suavizara el tono del documento. Pero el Papa dijo
que el texto había sido "querido por él y aprobado de forma especial".
Ratzinger fue quien escribió los textos de los ritos del recién pasado Viernes
Santo.
La lista la completan Giovanni Battista Re, prefecto para la
Congregación de los Obispos, cargo que le permite asesorar al Papa en los
nombramientos episcopales, y el cardenal Camillo Ruini, vicario del Papa
en la diócesis de Roma y, además, presidente de la Conferencia Episcopal
Italiana, a quien le correspondió encabezar las ceremonias de Viernes Santo,
incluido el Vía Crucis.Sin ser cardenal, ni sacerdote, destaca, finalmente,
el que durante 21 años ha sido la voz del Papa, el español
Joaquín Navarro Valls. Nacido
en Cartagena, (Murcia), en el seno de una familia acomodada, se doctoró
en Medicina por la Universidad de Granada en 1961, en las especialidades de
Psiquiatría y Psicología Social. Más tarde, en 1968, se licenció en Periodismo
por la Universidad de Navarra. El 1 de
diciembre de 1977 fue nombrado corresponsal del diario madrileño “ABC” para
Italia, el Vaticano y los países del este del mediterráneo, con sede en Roma y
de allí dió el gran salto a la Santa Sede como portavoz del Papa.
Navarro Valls dijo en una ocasión que cuando el Papa le propuso ser portavoz
pensó que sólo sería para un breve periodo de tiempo. Pasaron 21 años juntos y
fue considerado como el laico con más poder en el Vaticano
al entrar a formar parte del circulo reducido de confianza de Juan Pablo II.
En sus casi 21 años al lado del Papa, Navarro Valls, de 68 años, ha cambiado
de manera radical la forma de informar del Vaticano, potenciando y modernizando
la Oficina de Prensa, que canaliza toda la información sobre la actividad del
Pontífice y de los dicasterios de la Curia Romana.
Las viejas máquinas de escribir de la Sala de Prensa de la Santa Sede han
dejado paso a los ordenadores, teléfonos satélitares y sistemas de conexiones a
Internet de vanguardia, como el rápido y sin cables “wi-fi”.
Navarro dedica prácticamente todo el día a su trabajo como director de la Sala
de Prensa. En ocasiones ha contado que le llaman los periodistas de todo el
mundo a todas horas, ya que cuando en Roma es de noche en Asia es de día y
cuando en América es de día en la Ciudad Eterna ya es noche.
Miembro numerario del Opus Dei, Navarro Valls considera que su pertenencia a
esta organización no le condiciona a la hora de ejercer su trabajo. |