Por
Jorge Cortell, - El diario El País tiene el dudoso honor de cometer ("presuntamente") un delito
infringiendo el Artículo 270.3 del nuevo código penal (cuya reforma entra hoy
mismo en vigor), y sobre los peligros de la cual ya escribí la semana pasada.
El artículo en cuestión dice:
"Será castigado también con la misma pena quien fabrique, importe, ponga en
circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado a facilitar la
supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo técnico que
se haya utilizado para proteger programas de ordenador o cualquiera de las otras
obras, interpretaciones o ejecuciones en los términos previstos en el apartado 1
de este artículo."
El mencionado apartado 1 dice:
"Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de 12 a
24 meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca,
plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra
literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o
ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de
cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes
derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios." cometer un delito
El País, junto con
Softonic
, distribuye esta semana la tercera entrega de la "colección de software
ElPais.es", disponible en los quioscos por 6´95 euros.
Tal y como me ha hecho saber mi amigo Andor, esta entrega contiene un software
de copia de CD y DVD: Roxio Easy CD creator. En él encontramos
Daemon Tools , un componente de software que sirve la supresión no
autorizada o neutralización de sistemas de protección de juegos de ordenador y
otras obras protegidas, y permite hacer copias en el interior del disco duro en
forma de imagen de CD (o DVD). En mi artículo de la semana pasada ya hablaba de los peligros potenciales que la
reforma del código penal, y en particular este artículo (entre otros) suponían
para los usuarios de ordenador y redes en nuestro país. No me podía yo imaginar
que el primer día de entrada en vigor de la reforma, un medio de difusión
nacional como es El País, del Grupo Prisa, quienes han abogado tantas y tantas
veces por el endurecimiento del código penal con respecto a la protección de
obras protegidas, infringirían la ley de modo tan flagrante (mi abogado me
recuerda "presuntamente"). Es otro ejemplo de cómo los conglomerados
tecnológico/mediáticos se encuentran en los dos lados de una batalla encarnizada
(ejemplo: Sony Music abogando por sistemas anticopia en sus CDs, mientras Sony
nos vende CDs vírgenes y grabadoras para intentar copiar -legalmente, tal y como
establece el concepto de Copia Privada de la vigente Ley de Propiedad
Intelectual- esos mismos CDs protegidos).
Ya que la reforma del código penal introduce la actuación de oficio en estos
casos, es de esperar el inminente arresto del responsable (¿Director? ¿Editor?
¿Sr. Polanco?...). Una locura, ¿a que sí?.
Por si a alguien le cabe la menor duda, a mí me parece una locura. No porque sea
El País, sino porque la mera posibilidad de que una ley establezca restricciones
tan extremas, permita la actuación de oficio, y pene la mera posesión, es a
todas luces retrógrada y muy peligrosa.
La radicalización del debate (si alguna vez existió) sobre la comercialización y
restricción de la copia, distribución y difusión de obras de naturaleza
intelectual (sea música, poemas, programas de ordenador, o lo que sea) ha
llegado a límites insospechados de intransigencia, beligerancia y animadversión.
Cuando las leyes permiten situaciones tan graves de "potencial" abuso, se está
abriendo la puerta a actitudes facistoides, con todo lo que conlleva (censura,
estigma, persecución, etc). Lo triste es que esa actitud es destructiva, y por
lo tanto todos salimos perjudicados por ella. Absolutamente todos.
Ya no es un problema de que el artículo tercero del código civil establezca que
los jueces deban interpretar las normas de forma coherente con la realidad
social del momento, dejando en entredicho el supuesto de mi artículo anterior
(donde explicaba cómo se podría condenar a dos años de cárcel a todo el que
poseyera un teclado de ordenador). Es un problema incluso mayor. Las libertades
por las que tanto se ha luchado en este país, se están restringiendo en el
ámbito digital. ¿Por qué?. ¿Qué temen nuestros mandatarios y los grupos de
presión?.
Todos sabemos del potencial que tiene la tecnología y las telecomunicaciones.
Algunos temen a este potencial, y por ello intentan limitarlo. Demostrémosles
que es demasiado tarde. Queremos ser libres, y que la información y la cultura
también lo sean. Que nuestra voz se escuche más allá de Internet. Que acabe esta
locura.
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