Agencias — Las bolsas de Nueva York comenzarán el año con la satisfacción de
haber logrado en 2004 ganancias por segundo ejercicio consecutivo y con unos
índices cercanos a los máximos anuales, pese a la irregularidad de la última
semana.
Los beneficios de las compañías que incluye el S&P500, un índice bursátil que
muchos operadores consideran más representativo del estado de las empresas,
seguirán en aumento, pero su crecimiento será inferior al de este año.
Los analistas calculan ese crecimiento en el 10.5 por ciento, frente al 19.2 por
ciento de aumento promedio que tuvieron en 2004.
También se espera que se ralentice la expansión económica, con un crecimiento
del 3.5% el próximo año, frente al 4.4% que se calcula para 2004.
El optimismo moderado de los analistas respecto al futuro de la bolsa se debe
tanto al crecimiento de las ganancias de las empresas como a la tendencia a
reducir su deuda.
En 2004, el promedio del Dow Jones de Industriales, el indicador más importante
de Wall Street, ganó un 3.2% y cerró a 10,783.01.
El mercado del Nasdaq, donde cotizan las empresas de alta tecnología e Internet,
cerró el año con una ganancia del 8.6 %, hasta 2,175.44, y el S&P500 con una
subida del nueve por ciento, hasta 1,211,m92.
El New York Stock Exchange fue el que experimentó la mayor subida, ya que superó
el 12%.
El balance positivo de los índices ha sido posible pese a que la última semana
fue bastante irregular en Wall Street, en gran parte porque, como suele ocurrir
cada año, en la última semana, el volumen de negocio fue muy inferior al
habitual.
En esa última semana, el Dow Jones bajó 44 puntos, mientras que el Nasdaq subió
algo más de 14, el S&P500 se mantuvo prácticamente estable y el NYSE ganó 41.25.
Las bolsas habían subido con fuerza desde finales de octubre, lo que dejaba poco
margen para los últimos días de cotizaciones, en que los inversores se limitaron
a consolidar lo ganado.
Los mercados cierran así el año con una nota de optimismo, aunque no tan alta
como al comienzo del ejercicio, cuando las previsiones favorables de crecimiento
y ganancias de las empresas, junto con la evolución positiva de 2003, hicieron
que los índice marcaran máximos que no veían desde mediados de 2001.
La buena racha bursátil terminó con los atentados ocurridos en Madrid el 11 de
marzo, que reactivó el miedo al terrorismo, agravado por el conflicto en Irak y
una brusca subida en el precio del petróleo que generó gran preocupación por la
repercusión que tendría sobre la actividad económica.
La incertidumbre ligada a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la
imparable subida del petróleo y la baja actividad durante el verano llevaron a
las bolsas a los niveles más bajos del año y colocaron los índices muy por
debajo del cierre de 2003.
Sin embargo, a finales de octubre, la estabilización del precio del petróleo y
la mejora del mercado laboral alentaron una subida que impulsó definitivamente
la victoria de George W. Bush en las elecciones de noviembre.
El abaratamiento del petróleo y algunas noticias positivas tanto a nivel
empresarial como macroeconómico crearon un ambiente positivo que llevó los
índices a máximos anuales, aunque aún lejos de cualquier euforia. |