El doctor Miguel Barrueco, miembro del área de tabaquismo de la SEPAR,
afirmó que la ganancia coyuntural de peso, que está establecida en una media de
2,5 kilos por persona, puede ser "fácilmente neutralizada".
Las mujeres, los menores de 55 años, los individuos de raza negra y quienes
fumaban más de 15 cigarrillos diarios son los más propensos a coger peso en la
etapa posterior. Junto con la irascibilidad y los trastornos de sueño
provocados por el ansia de nicotina, el aumento de peso es "una de las más
importantes razones para dudar en dejar de fumar".
"Tales síntomas están relacionados con un síndrome de abstinencia que se
presenta escasas horas después de haber dejado el tabaco, aunque alcanzan su
cota máxima durante los dos días siguientes y no desaparecen hasta pasado un
mes, aproximadamente, si bien el hambre y el aumento de peso pueden llegar a
mantenerse durante meses", opinó.
En especial, Barrueco se centró en los problemas con el peso en las mujeres
haciendo hincapié en los beneficios que, por el contrario, se obtendrán de un
eventual abandono del tabaco como una mejora del cutis y el retraso en la
aparición de arrugas. "Eso puede ser importante, pero sin duda lo principal
es que mejorarán todos sus parámetros de salud y de prevención, y no digamos si
además creen estar embarazadas", señaló.
Asimismo, la eliminación del tabaco durante la gestación puede prevenir el 5
por ciento de las muerte perinatales, un 20 por ciento de nacimientos con bajo
peso y un 8 por ciento de casos de prematuridad. A ello se suma que dejar de
fumar retrasa también la menopausia hasta la edad en que generalmente aparece
en las no fumadoras.
"En fin, todas ésas son ventajas que deben de ser convenientemente valoradas
a la hora de sopesar un factor tan en cierto modo banal, y por otra parte tan
controlable, como es una eventual pelea con la báscula", concluyó el
doctor. |