Para luchar contra el
terrorismo, el gobierno italiano hizo que se aprobara, a
mediados de diciembre de 2001, una ley que permite aligerar
considerablemente el proceso para poner a un sospechoso en
escucha y, sobre todo, que autoriza a interceptar correos
electrónicos y a conservar los datos de las conexiones y las
telecomunicaciones. Gracias a este texto, ha aumentado
considerablemente el número de funcionarios de los servicios
de policía, y de seguridad, que pueden recurrir a esos
procedimientos. En cambio, se ha rebajado el grado, o el nivel
jerárquico, de los funcionarios en cuestión, ahora habilitados
para llevar a cabo esas misiones.
Finalmente, no pueden
divulgarse los nombres de los mencionados funcionarios ni las
informaciones relativas a las modalidades de esa
interceptación y requisas. Quienes incurran en contravenciones
se exponen a condenas de cárcel incondicional. De ahí las
preocupaciones de las ONG's, en cuanto a la intrusión de un
gran número de funcionarios en los datos relativos a las
conexiones a la Red. A finales del año 2001, se promulgó otra
ley destinada a reformar los servicios de información.
En virtud de ese texto, los
agentes de los servicios secretos civiles (SISDE) y militares
(SISMI) pueden, con total impunidad, cometer delitos en el
curso de sus misiones, exceptuando matar o herir a personas.
Ahora están autorizados el robo, las requisas "secretas" y las
escuchas "salvajes", telefónicas y electrónicas.
Silvio Berlusconi dirige el
baile en el seno del G8
Italia, que asumía la
presidencia del G8 en el momento de los atentados, también
puso la primera piedra de una política de "lucha contra la
criminalidad en Internet y en el terreno de la alta
tecnología", en una declaración oficial del 19 de septiembre
de 2001. Esta política se ha traducido en el refuerzo de las
prerrogativas, los medios y las actividades de la red ad hoc
del G8.
"La red que, en su origen,
contaba con dieciséis Estados participantes y que hoy
comprende veintiséis, facilita una rápida cooperación de las
autoridades policiales internacionales, cuando tienen que
reaccionar urgentemente ante situaciones de crimen
relacionadas con las altas tecnologías, incluidas las
comunicaciones de terroristas y de otros criminales, por medio
de redes informáticas", explicaron los expertos de la
organización en un balance, con motivo de la reunión, en
Canadá, de ocho jefes de Estado y de gobierno, a finales de
junio de 2002.
Sin dar más explicaciones, el
G8 recordó que "los expertos jurídicos y las autoridades
policiales han desarrollado una serie de medidas concretas que
permiten determinar el origen, el destino y la trayectoria de
las comunicaciones de naturaleza terrorista y criminal, en
Internet ; facilitar la obtención de las pruebas electrónicas,
necesarias para este fin ; garantizar la preservación de las
pruebas electrónicas existentes, para impedir que sean
borradas o modificadas".
Las organizaciones de defensa
de las libertades digitales, entre otras algunas
organizaciones miembros del colectivo GILC, Global Internet
Liberty Campaign, recuerdan además que Italia es uno de los
Estados que más enérgicamente ha presionado en el Parlamento
Europeo para que apruebe la revisión de la Directiva sobre
protección de datos de telecomunicaciones (véase capítulo de
la Unión Europea). Ese texto, aprobado el 30 de mayo de 2002,
instituye la retención de datos de telecomunicaciones y de
conexiones a Internet (logs de conexiones).
Esas mismas ONG's ponen el
acento en el hecho de que la lista de los logs a conservar en
la Unión, después de la revisión de la Directiva, es casi
idéntica a la de las recomendaciones formuladas por...los
expertos del G8. De ahí a ver la sombra de Italia perfilarse
tras las grandes medidas internacionales, no hay más que un
paso, que ya han dado un gran número de expertos.